"Ser creativos quiere decir no ser prisioneros del tiempo de otros. No tener ni límites ni confines, hasta dar con la idea perfecta que te recompensa por todo ese tiempo que ya no está... Pero en realidad sigue existiendo todavía, solo que bajo otras formas."


"La creación nace de un rayo, de un error respecto al curso habitual de las cosas. No hacemos nada bien hasta que dejamos de pensar en el modo de hacerlo"



lunes, 9 de enero de 2012

Nuevo proyecto

Tras una tarde en “familia”, con unos desconocidos a los que llevaba meses sin ver por no decir apenas dos años, he encontrado una especie de inspiración.  Mi prima Patri, una incomprendida en el mejor de los sentidos (perdona si esto te ofende), es la que ha dado lugar a las reflexiones que llevan toda la tarde pululando por mi cabeza.  Después de una vida entera soñando con convertirme en una gran escritora me he dado cuenta de que tal vez va siendo hora de que comience a escribir algo más real y deje las fantasías.
No sé a donde llegará todo esto. Ni siquiera sé si lo continuaré mañana, pero sea lo que sea voy a poner en ello todo lo que tengo: mi fuerza, mis ideales, mis convicciones, mis sueños, mis esperanzas… Todo, sin importa nada más que yo. Sé con certeza que esto no va a ser una autobiografía, ni una historia al completo de mi vida y mucho menos un diario electrónico. En realidad no tengo ni la más remota idea de lo que es esto… Una cosa tengo clara, si nadie me quiere escuchar, muy bien, no me escucharán, pero lo que no voy a permitir es que me callen y me silencien cuan muerto bajo tierra.
Aquí comienza una nueva historia, una nueva carrera. No todo lo que viene a continuación será real, olvidadlo, porque como ya dije esto no es una autobiografía, tan solo son los pensamientos dispersos que una joven incomprendida como yo ha labrado a lo largo de sus diecisiete años, pero es mejor comenzar por el principio…



Nací una tarde de noviembre de 1994, más exactamente un sábado 26… Siempre quise empezar una historia así, ¿por qué no está? Dejando las bromas a un lado, doy comienzo a esta paradoja.
Desde pequeña fui una niña muy tranquila, rara, y bastante tímida, o eso creo. Mis padres se separaron, si no recuerdo mal, más o menos cuando yo rondaba los tres años, por lo que me crie desde pequeña con mis abuelos maternos, las dos personas a mi entender, más maravillosas del mundo, y a las que yo más he querido. Mi madre trabajaba prácticamente todo el día y apenas la veía, esto es lo que explica la situación actual en la que vivimos, pero no adelantemos acontecimientos.
En lo que respecta al colegio, en mi más sincera y humilde opinión, como ya he dicho antes era muy tímida y rara, por lo que mis relaciones sociales eran más bien reducidas y como es normal a esa edad por conveniencia, es decir los niños solo estaban conmigo de vez en cuando; podría decirse que nunca tuve un gran amigo; no hasta que llegué a cuarto de primaria, cuando empecé a llevarme con una de mis compañeras de clase en la que hasta entonces no había reparado. Su nombre, Marta.  Ella siempre ha sido una persona muy especial, a pesar de que desde que llegué a la ESO nos distanciamos y comenzamos a tener nuestros altibajos en lo que respecta a nuestra relación.
Dije que esto no iba a ser una autobiografía, y no lo será. Sin embargo para que entendáis mi manera de pensar necesito comenzar haciendo un breve resumen de como ha sido mi vida hasta ahora, por si acaso lo que escriba después os suena a harina de otro costal.
Bien, continúo.
A partir de sexto de primaria, pero sobre todo en la ESO, dejé de ser la niña cerrada que había sido hasta ese momento, y tengo que decir que empecé a juntarme con alguna que otra mala compañía. Con todo, el tiempo me trajo decepciones y más decepciones por lo que aprendí a sobrevivir lo mejor que pude en esta nuestra “maravillosa” sociedad que se alimenta de mayorías y mentes inútiles e inservibles debido al pensamiento de colmena que alberga en nuestro país y prácticamente en el resto del mundo.
Este es el pequeño resumen de mi vida social, pero no quiero entrar en detalles. Ahora viene la parte que me interesa en gran medida en estos momentos: la vida familiar.
Al ser hija de padres divorciados, en teoría se supone que debería oscilar de las manos de mi madre a las de mi padre ciertos días de la semana. Pues no, no es así. La realidad es otra. Mi padre, cuya actitud despreciable no quiero pasar a criticar en este momento, apenas se ha preocupado por mí en todos estos años, ya que aparece de vez en cuando, como mínimo tres veces al año: el día del padre, por su cumpleaños, en mi cumpleaños, y ya, como mucho, lo cual le exige un gran esfuerzo, en navidades. El resto del año rara vez recibo una llamada suya, aunque si es verdad que de vez en cuando, se molesta en coger el teléfono y marcar mi número, un día de estos le da un ataque…
En lo que a mi madre se refiere… No quiero entrar en detalles, pero como he dicho antes apenas la veía durante el día, por lo que para mí nunca ha sido una madre en toda regla, por mucho que ahora se esfuerce en recuperar los años perdidos. Los que realmente me criaron fueron mis abuelos y a ellos les debo el haberme convertido en la persona que soy hoy en día y en la gran mujer en la que estoy a tan solo unos pasos de convertirme.
Solo es necesario hablar de una persona más, mi padrastro. Él… Bueno, es un caso especial, en el que tampoco quiero entrar en detalles en estos instantes. Puedo decir que tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, y que para mí es el algo así como el padre que nunca llegaré a tener.
Se me olvida mencionar a los dos bichos que tengo en casa, mis dos hermanas pequeñas. La del medio tiene siete años y es insoportable; la más pequeña tan solo cuatro. Por si no os lo habíais imaginado ya, son hijas de Pablo, mi padrastro.

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