Contando las horas que faltan...

Creo que nunca antes me había pasado esto. Pasarme todo el día delante de los apuntes de historia, mi asignatura favorita, leyendo y releyendo los mismos párrafos una y otra vez, mirando el reloj cada minuto, y darme cuenta de que las agujas han hecho un movimiento apenas perceptible… Y cuando al fin acabo de leer el tema entero, las 25 páginas sobre el siglo XIX español, me doy cuenta de que han pasado dos horas y que realmente no he hecho nada, que apenas recuerdo en que año comenzó el reinado de Carlos IV, ni que pasó durante la segunda mitad del reinado de su nieta Isabel II… Y ya no hablemos de las desamortizaciones.

Y todo ello, ¿por qué?

Porque inevitablemente, no puedo dejar de pensar en esa persona que una buena tarde de verano se metió en mi cabeza y que desde entonces soy incapaz de olvidar. Esa persona que ha estado en los buenos y malos momentos, y que todavía está, tratando siempre, de sacarme una sonrisa de los labios… Pero es que realmente es imposible no sonreír cuando estoy a su lado… 

Y a veces me pregunto qué es lo que tienes para haber conseguido hacer que vuelva completamente tonta… 

Sea lo que sea, sé, por encima de todo, que te quiero tal y como eres, que no me importa en absoluto lo que pase mientras te tenga a mi lado, porque si tú sonríes, yo sonrío más de lo normal, y si tú estás mal, yo también… Solo espero que sepas, que de la misma manera que yo te tengo a ti, tú me tienes a mí, que sepas que puedes contar conmigo que a pesar de que te guste solucionar los problemas por ti mismo, yo estoy aquí; porque lo cierto es que sé que en determinados momentos se necesita a alguien que tire de nosotros, y tan solo quiero hacerte saber que puedes contar conmigo en esos momentos, que yo estaré ahí te guste o no te guste y que me pondré más pesada de lo normal…

Porque TE QUIERO, te guste o no te guste, le guste al mundo o no le guste, yo TE QUIERO… Por eso, aunque pueda parecerle increíble a esas personas que me conocen, sé que nunca antes había tenido tantas ganas de ver a una persona después de cuatro largos y agobiantes días, a pesar de que ello conlleve volver a clase al día siguiente y tener que hacer un examen de historia para el cual no estoy nada preparada.

Pero nada de eso importa si puedo estar contigo… Y por ahora solo puedo quedarme contando las horas que faltan para volver a verte.