
Lo cierto es que hay muchos tipos de miedo. Hay un tipo de esos que afectan durante toda la vida y que son imposibles de superar; los hay que solo duran unos instantes; los hay que matan; los hay que duelen; los hay que hacen daño a los demás... Hay diversos miedos que afectan de manera diferente a todos y a todas.
Con todo, hay un tipo de miedo en concreto que nos lleva a crear capas cuan cebolla. Sí, resulta extraño dicho así, pero si nos paramos a pensarlo y analizarlo, encontraremos cierta dicha afirmación. ¿Por qué? Porque hay un tipo de miedo (a veces varios) que nos llevan a cerrarnos en uno mismo, que nos impide mostrarnos tal y como somos, que no nos deja ser libres. Ese miedo, o esos miedos, son los peores.
Es un sentimiento que te come por dentro que no te deja actuar con libertad, no te permite volar, ser quién en realidad eres, ni mostrarte a los demás como eres en verdad por temor a ser juzgado. Por ello te envuelves en capas para no mostrar tus sentimientos, rehuyendo de la gente, para que así no puedan hacerte daño.
La cuestión es que no todo el mundo te clavará una puñalada por la espalda. No todos te harán daño. Todo se basa en saber en quién confiar en el momento oportuno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario