Eran la pareja más rara del mundo. Las dos caras de una misma moneda; el ying y el yang. Pero a pesar de todo, se complementaban a la perfección. En definitiva, el suyo era un amor de película.
Discutían como un matrimonio. Tonteaban como amantes. Se abrazaban como amigos. Se querían como hermanos... Y así fue su vida hasta el final.
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