Comenzó el estrés, el ajetreo diario una vez más, las clases, los estudios, el ver menos a los amigos, a tu novio, el tener menos tiempo libre para hacer las cosas que quieres... En definitiva, se presentó el mes de septiembre llamando a tu puerta con lo que todo ello conlleva.
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Hoy pienso que podría ser peor, que como muchos de mis compañeros de universidad podría estar lejos de casa, de las personas a las que quiero, en un lugar nuevo y desconocido... Ahora es cuando realmente me doy cuenta de que estoy mejor que los demás, ¿verdad? Pero no, yo sé que no. Porque sigo encerrada en la misma cárcel de siempre, que me corta las alas y me impide volar.
Valor. Solo puedo tener paciencia; me queda otro largo año más aquí en mi ciudad natal. Lastima que el otoño no vaya a empezar con buen pie...
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