Alguien dijo en algún momento de la historia que “la vida no es camino de rosas”… Y tenía razón… ¿O no?
Cada persona es diferente, eso bien lo sabe todo el mundo, y es fácil darse cuenta de ello. Pero, ¿qué pasa con la vida de cada persona? Eso es algo que cada uno de nosotros guarda tras un enorme muro de ladrillos, tratando de que nadie lo descubra, por lo menos los que llevan una dura vida lo hacen… No, todos lo hacemos, porque incluso la persona más afortunada, que no tiene porqué ser obligatoriamente la persona más rica, tiene en su vida pequeños problemas, pequeñas cosas que prefiere guardar en secreto…
Secretos. Todo el mundo los tiene, pero nadie lo admite…
Y ¿qué pasa con esa con aquellas personas cuya vida está llena de dolor y sufrimiento? ¿Esas personas que sonríen día tras día como si nada, fingiendo que en realidad no pasa nada, cuando en realidad se les cae el mundo encima en menos de segundo?
Nadie repara en lo que ocurre en las vidas ajenas, y es normal, puesto que cada cual ya tiene bastante con sus propios problemas. Sin embargo en algún momento de la vida aparece alguien dispuesto a ayudar, dentro de lo cabe, claro, y te ofrece su confianza, sus mejores palabras de consuelo, su sonrisa, su alegría, te da su hombro, sus abrazos… Te lo da todo, y un buen día, te percatas de que en nada de todo eso te llena, ni siquiera llegan a ti…
Y por qué, te preguntas.
La respuesta es muy simple, porque simplemente, estás cansada ya de todo. Porque te caes y te quedas en el fondo, una, tal vez dos veces, pero después a la tercera ya no estás dispuesta a permanecer parada mientras la vida sigue pasando y todos corren pasando con sus sueños por delante de ti, mientras tú te quedas a la espera de que el dolor llegue a su fin…
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No esperas el consuelo de nadie, ni la ayuda, no esperas nada, simplemente porque cuando necesitabas a alguien, no había nadie, y tú misma tuviste que levantarte, parar la caída y luchar día tras día por superarte a ti misma, por lograr lo que otros hacían con una persona a su lado que tiraba de ellos. También sabes que los que ahora están a tu lado no tienen la culpa, y tratas de ser buena con ellos, porque los quieres, pero en tu interior, piensas que estás siendo demasiado fría, demasiado mala con ellos... Tal vez, y solo esperas que te entiendan, que comprenda por qué eres así cuando ellos no tienen culpa de nada…
Eres consciente de que cambiar es imposible… El daño es lo que tiene, hace que te cierres a los demás cuando ellos quieren darte un poco de su “amor”, aunque a ti no te importa hacer lo que sea por los demás, porque no quieres que sufran como sufren otros… Como sufriste tú…
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